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Mostrando entradas de octubre, 2017

Mi tributo a mi abuela

Mi abuela, por parte de madre, se llamaba Marcelina. Una mujer de pueblo, pastora, campesina. Una mujer fuerte, que crió a sus tres hijos y, a pesar de la dureza de la vida del campo, los hizo sentirse amados. Yo soy el eco de ese amor, a través de mi madre. Tuve la suerte de cuidarte, con mi madre y hermano, cuando la pena de ver morir a tu hijo, te enfermó, primero el alma, después el cuerpo y, por último, la mente. Tuve la suerte de cuidarte cuando el Alzhaimer empezó a comerse poco a poco tu personalidad, tu inteligencia, tu dignidad humana. Poco a poco fuiste volviéndote nada. Poco a poco fuiste volviéndote una sombra. Y sin embargo, tu decadencia no solo fue triste. Fuiste también el corazón alegre de la familia, el juego favorito de tus nietos (¿Te acuerdas, abuela, cómo cantábamos?), la risa en el hogar, el fuego. Tú me enseñaste que la felicidad más grande no está en recibir sino en dar. Tú me enseñaste que lo último que pierde la mente, es la música, la canción, la in