Mi tributo a mi abuela

Mi abuela, por parte de madre, se llamaba Marcelina. Una mujer de pueblo, pastora, campesina. Una mujer fuerte, que crió a sus tres hijos y, a pesar de la dureza de la vida del campo, los hizo sentirse amados. Yo soy el eco de ese amor, a través de mi madre.

Tuve la suerte de cuidarte, con mi madre y hermano, cuando la pena de ver morir a tu hijo, te enfermó, primero el alma, después el cuerpo y, por último, la mente. Tuve la suerte de cuidarte cuando el Alzhaimer empezó a comerse poco a poco tu personalidad, tu inteligencia, tu dignidad humana. Poco a poco fuiste volviéndote nada. Poco a poco fuiste volviéndote una sombra.

Y sin embargo, tu decadencia no solo fue triste. Fuiste también el corazón alegre de la familia, el juego favorito de tus nietos (¿Te acuerdas, abuela, cómo cantábamos?), la risa en el hogar, el fuego.

Tú me enseñaste que la felicidad más grande no está en recibir sino en dar.

Tú me enseñaste que lo último que pierde la mente, es la música, la canción, la infancia.

Tú me enseñaste que somos materia biodegradable.

Tú me enseñaste que soy hijo de Castilla, una tierra seca, dura e infinita.

Tú me enseñaste, finalmente, que somos energía amorosa, incluso cuando todo camina hacia su muerte.

Descansa en paz, abuela. Tu risa sigue viva.

Comentarios

  1. Creo que es incidente muy tridste lo que su hijo murió antes de ella, aunque había criado a él valiosamente. A pesar de esto, ella vivió fuertemente hasta su muerte, pero ser humano es la efímera exsitencia en su muerte. Por lo tanto, tenemos que vivir con seriedad todos los momentos probablemente aunque por supuesto, esto es muy difícil.

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  2. Tu texto me hace sonreír pero tambien estoy muy triste. Es tan hermosamente poético formulado. Creo que los mexicanos lidian bien con la muerte. Fui criado de manera diferente. Tengo mucho miedo a la muerte. Quizas cambie después de mi tiempo en México.

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  3. Muy bonito tributo! Ella he tenido un gran impacto en ti y en cómo vives tu vida.

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